top of page

Benito Nogueira

Benito Nogueira.jpg

El maestro Benito Nogueira, conjunta figuras, paisaje, naturaleza muerta con un manejo excepcional de la técnica a la que ya estamos acostumbrados. Saca provecho de las transparencias y la expresión del color, juega como nunca con los espacios y las tonalidades, la inmediatez de la pincelada, que no titubea y no da oportunidad de las indecisiones.

 

El trazo queda como lo exigen los cánones: a la primera, con una única intensión lo que se desea expresar y lo que el ejecutante lleva consigo. Esta técnica no es para cualquiera, su manejo no se improvisa, porque los acaba traicionando.

 

El maestro Nogueira, del oficio es más que un entendido, en su mano el pincel fluye, se desenvuelve bajo su fino toque, que como en la cadencia de una partitura, sus acordes, tonalidades e inflexiones quedan sobre el papel impresos. Su obra se convierte en su lenguaje y su visión.

 

Observa, ende a realidad, de ella, recupera lo que observa y en sus manos, recreada, se convierte en una obra de arte. Propone una conexión profunda entre sus propuestas y el observador. El color y las formas invocan en efecto inmediato, lo que la pupila percibe y resulta tangible para pasar al efecto inmediato de la emoción estética que se genera a nivel de los sentidos, los recuerdos, los lugares comunes y compartidos que se alojan en la memoria.

 

En su nivel más profundo, más allá de las emociones dispara su contenido interno para quien mira con atención encuentra su visión paralela.

 

El artista, como la punta del iceberg, lanza la propuesta, cifra el mensaje y deja que el observador reciba, perciba y aprecie lo que se ubica en la insondable del ser. Son visiones paralelas que se multiplican al infinito y se enriquecen con cada espectador, porque derivan de sus propias experiencias, sus particularidades. Cada obra, cada espectador, cada momento tendrá su propia resonancia.

bottom of page